Cerro de La Calaveruela y Nacimiento del río Guadiato
Existen tres leyendas en la aldea de La Coronada, que desde tiempos remotos han sido contadas por los mayores a las nuevas generaciones.
Leyenda de la aparición de la Virgen de Las Coronadas:
Cuenta la leyenda que a la Virgen de La Coronada la encontró un pastorcillo, que al arrodillarse a beber agua en una fuente, vio reflejarse la imagen en el fondo. Cuando se asomó vio a la Virgen e intentó cogerla, pero no pudo sacarla del agua. LLamó entonces a los vecinos de la aldea y entre todos pudieron conseguirlo. Desde ese día la Virgen pasó a ser considerada patrona de la aldea erigiéndose en su nombre la vieja iglesia que estuvo ubicada en las Huertas del Prado, a dos kilómetros de La Coronada. Existe otra versión de la leyenda citada acerca de la aparición de la Virgen, que es la misma que ha sido transmitida por tradición oral en otros lugares de España. Esta última versión, según el escritor Carlos Rivera, cuenta que el hallazgo de la imagen se produjo en el hueco de una encina y quien la encontró fue un vecino de la cercana localidad pacense de Granja de Torrehermosa, el cual quiso llevarla a su pueblo a lomos de un burro que se negó a seguir el camino de Granja de Torrehermosa y echó a andar por propia voluntad hacia La Coronada.
Leyenda de La Encantada:
En las inmediaciones de La Coronada existe un cerro al que llama la tradición de "la Encantada”,y que no es otro que el cerro de la Calaveruela, cuyo nombre legendario se atribuye al suceso que aconteció en el citado lugar donde cuenta la tradición oral que se le apareció una extraña mujer a un natural de la aldea, en fechas posteriores a la Reconquista. Parece ser que el tal vecino de la aldea llamado José Ramos y apodado "Santillo" pasó caminando por las cercanías del citado cerro y vio una mujer que se encontraba sentada sobre una piedra y cosiendo; José, se acercó a ella y le arrebató las tijeras, creyéndola una aparición mágica, pues nadie habitaba en aquel lugar tan solitario. La supuesta encantada comenzó a correr detrás de él, que viéndose alcanzado, se dirigió hacia la iglesia que estaba en el sitio denominado Huertas del Prado, agarrándose a los clavos y aldabas de la puerta para intentar abrirla. En ese mismo instante la encantada se detuvo y mirando a José a los ojos le dijo: “Da gracias a que te has agarrado a lugar sagrado; porque si no serías tú el que hubieras ocupado mi lugar como encantado, José Ramos. Desde este mismo instante y hasta que muera el último de tu casta no volveré a aparecerme”. En la actualidad, todavía quedan en esta aldea descendientes de José Ramos y hasta hoy no ha vuelto a aparecerse".
Leyenda del pellejo de buey:
Se cuenta que en las proximidades de la aldea, concretamente en la finca denominada "Fuente del Apio", existe una encina conocida por los vecinos de La Coronada como “la encina del cuervo”.Dice la leyenda que en éste lugar y en fechas anteriores a la Reconquista se escondío en la encina un pellejo de buey lleno de oro. Cuando fueron expulsados los musulmanes uno de los sucesores de la familia que lo ocultó regresó para buscar el pellejo, pero no pudo encontrarlo. Durante muchas generaciones posteriores prosiguió la infructuosa búsqueda. Sólo los más ancianos del lugar recuerdan esta leyenda, una de tantas transmitidas por vía oral de padres a hijos.